La mecánica de Coloretto es sencilla: en tu turno puedes robar una carta para colocarla en una fila o tomar una de las filas para añadir sus cartas a tu colección. Cada fila puede tener como máximo tres cartas, por lo que tarde o temprano todos se verán obligados a tomar una. Una vez que todas las filas han sido reclamadas, comienza una nueva ronda y los jugadores vuelven a elegir entre robar o tomar.
¿Y qué intentas hacer con estas cartas? Formar grandes conjuntos de colores, pero con cuidado: solo tres colores te darán puntos positivos, mientras que cualquier color adicional te restará puntos. Los comodines son muy valiosos, ya que pueden contar como el color que más te convenga, y las cartas +2 te otorgan puntos seguros, sirviendo como plan de respaldo si tus combinaciones de colores no salen como esperabas.
Cuando quedan solo unas pocas cartas en el mazo, la ronda termina y todos calculan su puntuación, eligiendo tres colores para sumar puntos y contando los demás en negativo. Cada color se puntúa con un sistema triangular: la primera carta vale ±1 punto, la segunda ±2 puntos, la tercera ±3, y así sucesivamente.
¡El jugador con la puntuación más alta al final de la partida es el ganador!
